Aunque en los últimos dos años en México se han dado avances
respecto a los derechos de las personas lesbianas, gays, bisexuales y
transgénero (LGBT), no existe una política pública integral que
responda a las necesidades de este sector ni un pronunciamiento claro
de las autoridades contra la homofobia, señaló Gloria Careaga,
investigadora del Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG)
de la UNAM.
A pesar de que el Artículo 1º de la Constitución
de los Estados Unidos Mexicanos establezca que queda prohibida la
discriminación por preferencias sexuales, la idea no es clara, dijo.
“Es un apartado ambiguo. Hemos luchado para que
se modifique y se hable directamente de orientaciones sexuales y de
expresiones e identidades de género, y no sólo en nuestra Carta Magna,
sino en la nueva constitución de la Ciudad de México”.
Impulso constitucional
A propósito del Día Internacional contra la Homofobia,
que se conmemora este 17 de mayo, la también académica de la Facultad
de Psicología dijo que aprovechará, junto con 15 organizaciones
civiles, para que el constituyente capitalino impulse la introducción
de una nueva versión del artículo primero en la Constitución de la
CDMX, y de ahí buscar modificaciones en la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos.
“Tenemos una recolección de 10 mil firmas en la plataforma Change.org
para buscar una entrevista con el grupo redactor. La petición concreta
es que en el primer artículo, que se refiere a la igualdad de
condiciones de todos los individuos y contra la discriminación, se nos
incluya adecuadamente. Queremos que las personas no puedan ser
desdeñadas por su orientación o características sexuales, por su
identidad de género o por sus expresiones en este renglón”, remarcó.
Aunado a lo anterior, sería fundamental que los
tomadores de decisiones realizaran pronunciamientos claros sobre el
tema para favorecer el cambio cultural que necesita una sociedad
incluyente, agregó.
El segundo país más homofóbico
A pesar de que no hay cifras actualizadas,
organizaciones no gubernamentales (ONG) han corroborado que de 1996 a
2015, en el país se registraron mil 218 homicidios por homofobia,
además, de que por cada caso reportado hay tres o cuatro más que no se
denuncian.
Al respecto, Careaga opinó que el hecho de que
un individuo tenga una orientación sexual distinta no lo hace menos
persona, menos moral o improductivo.
México es la segunda nación con mayor índice de
crímenes por homofobia —sólo superada por Brasil— y la CDMX es donde se
comete en mayor medida este tipo de delitos, señaló la investigadora.
Entonces, se preguntó Careaga, “¿por qué los
gobernantes no hacen un pronunciamiento público contra la homofobia?,
es importante para que la sociedad cambie su perspectiva. Insistiremos
para que el Ejecutivo Federal haga una declaratoria pública y asuma ese
compromiso, y que cada día avancemos en esa cultura incluyente y
respetuosa de la diversidad”.
La homofobia, prosiguió, tiene vínculos con la
misoginia y el machismo; es un sentimiento basado en un estereotipo de
masculinidad. Cuando se utiliza ese término, muchos lo consideran un
repudio a lo gay, pero algunas lesbianas no se sienten identificadas y
por eso les gusta emplear ‘lesbofobia’, puntualizó. Incluso,
recientemente se ha adoptado la palabra ‘transfobia’.
En una aproximación definitoria, expuso que
estas expresiones tienen que ver con el rechazo a una representación de
género distinta de lo que la sociedad nos impone.
Si en México se asigna que los hombres tienen
que ser de determinada manera, y las mujeres de otra, entonces quienes
no se ajustan a esos cánones son marginados, cuestionados y agredidos.
“Te observan y vigilan para criticar cómo hablas, te mueves o si tienes
amaneramientos: hay una vigilancia social exagerada”, concluyó.
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